La pieza fundamental del comercio exterior es el transporte
Anteriormente,
la logística era
solamente tener el producto justo, en el sitio justo, en el tiempo oportuno, al
menor costo posible. Actualmente estas actividades aparentemente sencillas han
sido redefinidas y ahora son todo un proceso. Una acción larga en la que
el transporte jugará
un papel fundamental.
La etimología
de la palabra transporte implica un concepto de “traslado”, bien sea de
personas o de cosas. Si el transporte se realiza sin cruce de fronteras,
tenemos el transporte interior o nacional, en caso contrario el internacional,
que es el que se abordará en este caso, orientado a las mercancías. El transporte
internacional de mercancías es llevar las mismas desde un punto
A, hasta otro punto B de otra nación situado en un país distinto, de tal forma
que la mercancía llegará a su destino en las condiciones de contrato.
El
significado de este último requerimiento es que la mercancía debe llegar sin
daño ni menoscabo alguno en su naturaleza, en el plazo acordado y al precio estipulado. Para
lograrlo es preciso tener en cuenta que el éxito de la operación dependerá de
la protección física de lo que lleve consigo.
Por
lo que la carga será capaz de soportar las agresiones que podrá experimentar
durante el recorrido en sus diversas fases de manipulación, estiba (colocación
dentro del vehículo de transporte), traslado o almacenamiento.
Asimismo, será
necesario la utilización correcta de los vehículos de transporte aprovechando
eficazmente sus características en función de la mercancía y el viaje. De un
cumplimiento leal de los compromisos de adquisición y traslado por ambas
partes.
Pero, además de
los riesgos físicos, el transporte genera otros factores de naturaleza
económica derivados de los anteriores. Los daños a las mercancías llevan al
cargador y transportista a tener que protegerse en una doble vertiente, la de
poder exigir sus responsabilidades a los culpables del daño (protección jurídica), y la de
poder obtener una compensación económica por el perjuicio sufrido mediante un
esquema protector constituido por la póliza de seguros (protección económica).
Una correcta
gestión del transporte Internacional
desde el punto de vista logístico obliga a que el responsable del mismo esté
implicado no solo en las tareas del día a día, sino en los planes estratégicos
y tácticos de la empresa para adaptar sus recursos a las necesidades a medio y
largo plazo.
Pero la calidad del servicio de transporte depende de las exigencias del mercado, englobando una serie de conceptos relacionados con los siguientes aspectos:
- Rapidez y puntualidad en la entrega
- Fiabilidad en las fechas prometidas
- Seguridad e higiene en el transporte
- Cumplimiento de los condicionantes que son impuestas por el consumidor
- Información y control del transporte
La dificultad
que supone la distribución física, las diversas tecnológicas que se pueden
aplicar, las exigencias del servicio y el reglamento que está en constante
evolución homologable a nivel internacional provoca que la gestión del
transporte internacional consuma en torno a casi la mitad de los gastos de
distribución.