Camilo Ibrahim Issa: Características del comercio interino
El comercio interno es el que se realiza dentro del territorio de un país, también es llamado comercio interior, comercio nacional o comercio doméstico. Está regido por un conjunto de normas únicas para cada nación, generalmente denominado código de comercio.
Se clasifica en dos ramas generales:
Minorista: Conocido también como Retail,
consiste en la venta al consumidor final en unidades, al menudeo o al por
menor.
Mayorista: Conocido también como Wholesale,
aplica cuando la venta es de grandes cantidades o al por mayor, generalmente el
comprador no es el consumidor final sino un intermediario o un cliente
corporativo.
Hacen parte del comercio interno tanto los comerciantes
formales, que cuentan con registro mercantil, como los informales,
aquellos que intercambian bienes y/o servicios sin un registro legal; en la
medida en que la economía es más desarrollada menor será el número de
comerciantes informales activos.
Sobre la relevancia económica, Posada
de Herrera consideraba que “donde se hace el comercio interior hay dos
capitales en movimiento, dos capitales que producen, dos capitales que se
aumentan, aumentando la riqueza de la nación, y en fin dos capitales que pagan
contribuciones: hay pues la ventaja social más grande posible”.
Por su parte, Adam Smith opinaba
que “el comercio interior ni traía ni quitaba dinero al país; por lo cual una
nación no podía ser, a causa de él, ni más rica ni más pobre, lo veía como un
complemento del comercio internacional”.
En este sentido, reviste una clara importancia aun
en esta época de globalización, puesto que sirve para calibrar a las
empresas que pretenden abrirse a un mercado internacional. Obviamente su principal
importancia radica en que el comercio interno de factores y bienes es lo
que permite a la sociedad sobrevivir, debido a que por un lado se
cuenta con las provisiones y por el otro existe el modo de conseguir los
recursos para comprarlos.
Una economía no puede pensar en un desarrollo
equitativo si su comercio interno no es activo, puesto que esto repercutiría
negativamente en la distribución de los ingresos y en el
intercambio cultural y técnico entre regiones.
Además, en términos de empleo, es uno
de los mayores generadores de puestos de trabajo, sea formal o informalmente
son muchas las personas que, en todos los países, se dedican a comercializar
todo tipo de productos y así ganarse la vida.