Camilo Ibrahim Issa: El comercio internacional y sus ventajas para los países



Gracias al comercio internacional podemos adquirir bienes y servicios a otros países que los desarrollan de un modo más eficiente que nosotros. Así, podremos especializarnos en la producción de aquellos artículos en los que tenemos una ventaja competitiva, en otras palabras, aquellos en los que en realidad aportamos valor frente al exterior.

Ello implica la especialización internacional. Como países, al centrarnos solo en aquellas tareas que en verdad realizamos bien, nos especializaremos en la realización de las mismas. De ese modo, aumentará aún más la eficiencia con la que realizamos tales funciones.

El comercio internacional permite a los países participantes aprovechar economías de escala absorbiendo mejor los costes fijos. Al aumentar el volumen de producción de aquellos bienes y servicios que en realidad realizamos bien podremos producir a menor coste por unidad.

Además, fomenta la competencia dado que los países tendrán incentivos para innovar y buscar la reducción de costes para seguir manteniendo su ventaja competitiva respecto al exterior. En una economía cerrada las empresas locales tendrán menos incentivos para innovar dado el menor volumen de competencia.

Relacionado con lo anterior, las empresas también disponen de incentivos para diferenciar sus productos y mejorar su calidad. De ese modo, los clientes dispondrán de productos de mayor calidad.


El mercado internacional puede suponer una salida frente a la saturación del mercado nacional. Por ejemplo, ante la cruda situación del mercado nacional de la economía española muchas empresas han visto en el mercado mundial una salida a su actividad., orientando sus productos a economías en crecimiento De ese modo, el país puede aprovechar su capacidad ociosa de fabricación.


Por otro lado, la actividad internacional permite a los países diversificar riesgo. De ese modo, el éxito (o fracaso) de la economía de un país no dependerá únicamente de lo buena (o mala) que sea su situación interna.

El país podrá adquirir aquellas materias primas que no posee o aquellos productos que no puede producir por no resultar rentable. Por ejemplo, España es un país importador de petróleo dado que en su territorio presenta escasez de esta materia prima.

Respecto a los consumidores, el comercio internacional permite adquirir bienes y servicios a aquellos países que los desarrollan de un modo más eficiente que nosotros, en otras palabras, a un coste menor. De ese modo, los consumidores podrán adquirir productos a un precio inferior.

Además, dispondrán de una mayor variedad de productos. En economías cerradas, debían conformarse con la producción local pero ahora dispondrán de una amplia gamma para elegir.



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